
¿Estabelecer objetivos profesionales realistas o ser realistas con nosotros mismos primero?
POR NATALIA SERRANO
21 de septiembre de 2024
A menudo nos animan a que soñemos.
Sueña, sueña alto y lejos. No agaches nunca la cabeza.
Y aunque es una frase que estamos muy acostumbrados a escuchar, no podemos evitar preguntarnos: ¿Qué pasa con el riesgo de ir a por todas?
Y yo respondo: ¿Y el vacío de no ir a por nada?
Cómo ya sabemos, cualquier acción que emprendemos en la vida conlleva cierto riesgo y consecuencias. ¿Y si voy cuesta abajo y sin frenos?, ¿Y si nunca voy a llegar a dónde quiero estar?
Son miedos que nos metemos en la cabeza, la mayoría de las veces, nosotros mismos. Podría entrar a hablaros de tecnicismos o consejos útiles para elaborar una lista de metas y objetivos realistas, pero cómo esos, os podéis encontrar mil artículos en internet.
Hoy me interesa más hablaros desde el ámbito personal. Sí, ese que tratamos menos o dejamos apartado a un lado cuando no queremos pensar demasiado.
Esos sentimientos y ese miedo que nos invaden cuando ni sabemos por dónde empezar ni sabemos a dónde queremos llegar y es ahí, cuando empieza el bucle. Queremos tomar decisiones sobre nuestro futuro, pero no sabemos a qué futuro atenernos.
Para mí, pensamos mucho y muy rápido y a su vez, un 90% de esos pensamientos acaban quedando en el olvido. Mucha información en muy poco tiempo, vaya.
Tengo una amiga que lleva años repitiéndome hasta la saciedad una frase que, aunque en su momento no dejaba de decirle que no me valía para nada, cada día la entiendo mejor y, de hecho, la utilizo más. Dice tal que así: el no ya lo tienes. Y no podría estar más acertada. Al final, es una baza que juega a nuestro favor.
Creo, y hablo por mí misma la primera, que nos adelantamos a los acontecimientos que no han sucedido y nos ponemos obstáculos antes, incluso de que existan.
No podemos establecer objetivos realistas sino valoramos primero la realidad en la que vivimos y, sobre todo, si no soñamos durante todo ese proceso.
El mundo está lleno de personas a las que les dijeron que su idea no era tan buena o sus aspiraciones no eran realistas y, sin embargo, se han permitido soñar, han sido capaces de abrirse paso y han alcanzado esos “objetivos realistas”.
Así que, no tengo una lista de pasos concretos que tenemos que seguir para alcanzar estos objetivos, pero sí que me quedo con una conclusión.
Lo primero empieza por sentarnos para conocernos a nosotros mismos. Si no sabemos quienes somos o quienes queremos llegar a ser, esa escalera hasta la cima va a ser siempre interminable.
También hay establecer esos objetivos que no somos capaces de materializar, por muy descabellados que parezcan, e intentar romper esas barreras que nos ponemos, sólo porque no sabemos cómo llegar a ellos.
Si hay algo que he aprendido con los años, es que nadie nace sabiendo. Vamos a estrellarnos mil veces por el camino e igual otras mil veces más, pero si nos permitimos el lujo de apuntar alto durante el proceso, tarde o temprano, y sabiendo que cada uno tiene sus tiempos, al final llegaremos a ese punto dónde queremos estar.
Al fin y al cabo, el no, ya lo tenemos.